
La caída del pelo por el tratamiento del cáncer es un golpe contra la vanidad. Sandra Londoño no se echó a la pena y ahora es la imagen de una campaña de cáncer.
Por una conferencia sobre cáncer de seno que la fundación Ámese dictó en donde trabajo, llegué a mi casa con la espinita de que qué tal que yo, divorciada, madre de dos niñas y con 37 años, también lo tuviera. Fue como un presentimiento y, por eso, a la mañana siguiente me hice el autoexamen mientras me bañaba. Ese día me palpé una masita en mi seno derecho. Fui al médico y él me dijo que no era más que una masa de grasa.Pero en enero descubrí una masa más grande... Me ordenaron una biopsia y el 6 de marzo me confirmaron cáncer de seno. El mundo se me derrumbó, surgió una sensación agobiante que volví a sentir después de la primera quimioterapia, cuando mi pelo empezó a caerse y no soportaba el vómito, los mareos y la diarrea. Este es uno de los momentos más traumáticos, pues he visto compañeras de batalla que se echan a morir y no escuchan las súplicas de sus parejas y familia para que se pongan bonitas y se quieran a sí mismas.Cuando se caen el pelo, las cejas y las pestañas es como si se destruyera nuestra feminidad. Por eso las entiendo y más al tener que enfrentarse a un espejo. Nos sentimos aniquiladas, porque la situación parece convertirse en la confirmación fatídica de que nos estamos desmoronando. Pero se debe dar la batalla. Y lo digo porque conservo la vanidad intacta, como en mis días de modelo.Mi peluquero me hizo una peluca con mi propio pelo, siete días después de la primera quimioterapia. Y pensando en mis compañeras decidí colaborar con la campaña "Luzca bien... siéntase mejor", que emprende la Cámara de la Industria Cosmética y de Aseo, de la ANDI, con empresas que donan un kit de maquillaje, pañoletas y asesorías de belleza, para que recordemos que quién mejor que nosotras mismas para darnos amor. Yo sé que el pelo volverá a crecer si no bajo la guardia en mi batalla.Mientras tanto seguiré en este programa con el que reaprendí a destacar mis atributos y matizar mi deterioro fìsico y ya no le pregunto a Dios por qué me dio cáncer, sino para qué. Y ya lo sé: para impedir que otras se echen a la pena y se vuelvan a sentir mujeres con todas sus letras.Sandra Janeth se rapó hace ocho días para que su hija Luna, de 3 años, entendiera el cambio físico por el que está pasando tras su tratamiento contra el cáncer.
Publicado por El Tiempo, Colombia, 26 de septiembre.
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