Como todos los dias, llego al hospital antes de las once para mi sesión de radioterapia. Mal abro la puerta del sótano y una mujer con una gorra en la cabeza brinca adelante de mí y, antes de que yo pudiera saber quien era, me abraza tan fuerte que hasta me emociona. Cuando la escucho hablar veo que era Aris, la amiga de pecho con quien platiqué en el dia anterior. Ella saca la gorra, me enseña su vasta cabellera negra y me dice que no más hace falta un corte para dejar el cabello más bonito. De lejos se podia sentir la felicidad de aquella nueva mujer.
Ayer yo estaba llena de palabras en la boca y hoy ella me las quitó. Me quedé muy emocionada por haber hecho algo bueno para alguién!
Querido oncólogo
Hace 5 años
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