Ayer en la noche todavía me sentía con un raro malestar, pero nada me quitó las ganas de salir a cenar y conocer la esposa de Pedro, uno de los muchos amigos que hicimos aquí en Panamá.
Comimos en mi restaurante preferido, la conversa fue hasta las once de la noche y comí una pasta artesanal con salsa de salmón y me quedé mirando a todos degustar un buen vino blanco. Creo que tendré que me acostumbrar, pues en los próximos años parece ser que no podré tomar licor.
Ya que hablé de acostumbrarme, creo ya entender el mecanismo de la quimio: cuando me siento débil, necesito parar y dormir por una hora porque cuando despierto estoy como siempre.
Tuve sed y imnsonio en la madrugada. Tomé água y una cuchara de pasiflorina para dormir. No voy perder ni una noche más de sueño, pues aprendi que el sueño es el regulador de mi sistema inmunológico. Tuve una gripa muy fuerte en México y creo que fue por las noches mal dormidas antes del viaje cuando estuve muy preocupada con el tratamiento.
Desperté muy activa, como si nunca hubiera estado envenenada por las drogas de la quimio. Pero a lo largo de la mañana en que estuve esperando a la anestesióloga en el oncológico, me sentí más cansada. Ni por eso dejé de bajar y subir escaleras para desmarcar el examen del corazón – el "Muga" – en el segundo piso. La cita con la anestesiólogo era puramente protocolar. Firmé un "de acuerdo" y contesté algunas preguntas. En la próxima semana me abrirán un hoyo más en mi pecho para meterme un catéter. Yo quise postergar la cirugía para el final de la sesión, pero la anestesióloga me advirtió que lo hiciero luego porque empezarán a faltar aparatos en el hospital, entre ellos el catéter que tiene un costo promedio de US$ 300. Yo busqué hacerme esa cirugía con la red privada, pero el costo elevado de la misma me hizo volver al ION. En Paitilla, el mínimo cotizado para una cirugía de media hora como esa es de US$ 1500, mientras en el oncológico es de US$ 30! Este catéter me facilitará la vida para el recibimiento de la quimio y no me molestará las venas de mi mano izquierda. Me convencí más de ponérmelo después de ver la hinchazón en la mano de una señora que también recibe quimio.
Me siento más cansada que siempre, hasta cosas que estoy acostumbrada a levantar siento que no puedo hacerlo. Pero no me dejo abatir. Paseé mis perros, hice super, preparé comida, doblé, guardé y planché ropa exactamente como hago en mis dias sin quimio. Hasta ahora no está difícil lidiar con eso y voy aprendiendo con los días que es lo que tengo que hacer cuando siento los malestares.
Querido oncólogo
Hace 5 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario