Durante más esta saga de mi vida he encontrado ángeles por el camino que me han hecho darme cuenta de que el cáncer no solo asusta a mi misma, como también a todos los que ya lo vivenciaron.
Antes de todo eso empezar, conocí a una abogada que tuvo problemas mucho más sérios que tengo yo hoy. A los diezinueve años ella se embarazó de un estupro y no compartió eso con nadie, ni su família. Algunos años más tarde, la abogada luchó contra un cáncer en su pecho y salió vitoriosa. En aquel tiempo me quedé preguntando porque yo tenía que conocer su trágica história, pero hoy entiendo por completo. Ella ya estaba preparandome para lo que vivo hoy.
Algunas conversas muy casuales sobre cáncer con Lota, una amiga aquí en Panamá, se volvían cada vez más frecuentes. Tomé la decisión de hacerme una mamografia cuando ella me comentó que una mujer muy joven, bien casada y con hijos, travaba una batalla contra el cáncer. Estaba entre la vida y la muerte.
Después que supe que realmente tengo algo maligno en el pecho y que necesitaba una mastectomia parcial senti que mi piso sumió. Perdi o prumo por un día, pero el desamparo de la soledad no duró mucho porque tuve la companía de un amigo que es como un padre para mi, señor Francisco Donato.
El me llamó en la misma noche en que conocí los resultados de la biopsia. Me sintió deprimida y me llamó para conversar en el dia siguiente, en el auge de mi depresión. Yo investigaba en Internet sobre mi cáncer, quería leer todo lo posible para saber de que se trataba y cada vez que leía sobre disecación de los ganglios, mastectomia, tumorectomía, cáncer de mama, tratamientos, quimioterapia y una lista de nombres medicos asombrosos me asustaba más y más. Cuando supe porque me tienen que sacar o disecar los gánglios linfáticos de la axila me asusté más todavia porque supe que este tipo de cáncer que tengo se propaga por los vasos sanguíneos y invade a varias partes del cuerpo y mucha veces es letal. En este instante en el cual no podía contener el pranto, suena mi teléfono y era señor Francisco.
Por algún tiempo durante la llamada conseguí restablecer la calma, pero llegó un momento en que mi voz ahogada de un pranto contenido decía lo que estaba guardado a siete llaves en mi pecho. Señor Francisco consiguó sacarme todo lo que me estaba asustando en aquel momento. Y también me dió fuerzas para creer que voy a salir de más esa sana. La llamada de aquel día fue precisa, porque si no me hubiera hablado señor Francisco sabe Diós como estaria yo hoy.
De aquel día hasta hoy prometí a mi misma y al señor Francisco que nada me derrubaria. Y así fue: desde aquel día saqué una fuerza increíble de mis entrañas que me hace estar orgullosa de mi misma. Hoy tengo la prueba viva de que necesitaba yo para vivir la vida todavía con más intensidad que antes. Descubrí que tengo mucho valor, que si soy una mujer como la que siempre quise ser: una mujer con M maiúsculo, una mujer de verdad!Pero no descubrí eso sola, necesité a toda una clase de angeles para hacerme ver que en la vida todo es posible desde que exista mucho amor por la misma vida.
Querido oncólogo
Hace 5 años
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