Llegué sana y salvada a la mitad del ciclo de la quimio. Menstrué normalmente, no me sentí cansada, caminé bastante y si no fuera por la queda desenfrenada de mi cabello no se me notaría que algo me está pasando. Yo digo que es cuestión de uno o dos días para que no tenga un hilo siquiera en mi cabeza. Yo decía que estaba preparada para eso, pero la verdad es que uno puede hasta esperar que eso le pase, pero nunca está preparado para lo peor.
Me ilusioné creyendo que no se me iba caer el cabello tan pronto. Pensé que mi cuerpo ya había desechado todo el veneno de la quimio. Y después de informarme sobre el asunto, descubrí que mismo después de haberlo eliminado, la destrucción celular ya había sido llevada a cabo. Pues, ni modo, tendré que decir a la enfermera, Marcia McLean, que estaba equivocada! El cabello no empieza a caer después de tres semanas, pero si dos! Diez días después de la primera sesión es suficiente!
A pesar de que yo juegue con la situación, duele mucho verme lo fea que me estoy quedando. Mi auto estima está yendo para el piso. Y es en esas horas cuando pienso en lo desagradable que es el cáncer. Una experiencia inolvidable y ni por eso la voy a recomendar. Es una terapia de choque, como una ola creciente de sentimientos confusos y sorpresivamente fuerte y inusitados. Si uno no está preparado, se deja llevar facilmente por la depresión.
Primer viene la duda, la incerteza y la ansiedad. Luego el susto. Es asustador saber que si tienes cáncer. La certeza deprime, hace odiar la propia vida o hasta mismo recriminarse y culparse por todo lo errado que ha hecho hasta ahí. Después se transfiere la culpa a Dios y se pregunta "por que yo". La fase de la incredulidad es la más cruel, porque la vida sigue su curso natural y de repente uno se da cuenta de que si no es un sueño y que lo que vive uno es bastante real. No hay tiempo para curtir la depresión, ni tener muchos miedos porque luego viene la cirugía de retirada del tumor y de los ganglios. Nuevamente se experimenta un sentimiento distinto, porque lo que era pra ser miedo o depresión, se transforma en creencia. Uno habla desesperadamente con Dios, apela a los ángeles, a la virgen y hasta aquellos seres queridos que ya están en otro plan astral. Uno creé que todo va a salir bien y que todo no pasó de un susto. Pero, cual? Mismo que me hayan dicho que no se encontraron ganglios infectados cuando salí del quirófano, las noticias no pararan de llegar...
Supe que soy portadora del oncogen, el Her2new, tengo tres crucetas. Este gen es un acelerador de células malas como los tumores malignos. Los hace crecer tres veces más rápido que lo normal. Vuelvo aquella etapa de la depresión, pero no me dejo llevar por la tristeza que me dilacera el corazón a los poquitos. Gracias a Dios tengo ganas de vivir y es eso lo que me impulsa a seguir sonriendo en la lucha.
El tratamiento es pesado, intensivo, extensivo, ostensivo y expansivo! Con el corazón en la mano, hice mi primera sesión de quimio. Paso dos semanas increíblemente bien vividas. Pero todo lo bueno dura muy poco y ya empezó a caer mi cabello. Con cada cabello que me cae siento que aquella sospechosa seguridad que yo pensé que tenía es falsa. Siento como si me jalasen el tapete del piso. Por más que yo cantara a los cuatro rincones que si iba superar bien esta fase, siento que no estaba preparada para tan brutal y horrible experiencia. Ahora sí entiendo porque los pelones cuidan demasiado de los pocos hilos que restan en sus cabezas brillantes! Ya ya ya!
No podía hablar de cabezas brillantes y no decir nada sobre las pelucas que compré. Ayer llevé la de pelo artificial para cortar. No me gustó, parezco una farsa. Por supuesto que la peluca no ayuda mucho, no tiene juego de cabello y tiene una raíz que parece quemada. La otra es diferente. Es corta, de pelo castaño y tiene mechas rubias. Aún así, no soy yo...
El medo de quedarme fea es algo novedoso también. Hago lo posible para aceptarme como estoy, sin tener pena de mi misma y aún así es difícil lidiar con todo eso... En la ducha mi cabello caía como un bicho muerto en el piso... y para ayudar, el miedo de quedarme sin mis cejas me llevó a tatualas. Están muy oscuras, parezco una caricatura de cine...
Querido oncólogo
Hace 5 años
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