A veces siento que todo esto apenas es un sueño, una pesadilla sin fin. He tratado de llevar mi vida como desde siempre, pero esta vez siento diferente: quiero involucrar a las personas en mi vida, pero siento que las lastimo por contar que tengo cancer y que es una recidiva.
Acabo de regresar de una reunión con amigos, amigos de siempre aquí en Mexico. Siento que fue egoísta por compartir con uno de ellos lo que estoy viviendo. Pero lo hablé con tanta naturalidad como si fuera una gripa cualquiera, pero no expresé el miedo que traigo esta vez. Lo vi preocupado toda la noche. Vi que trataba de sacarme eso entre los demás amigos, pero no me dejé. Hasta pensé en hablarlo en un momento en que me quedé con tres de ellos, pero no pude. No quise estragarles la noche.
Me siento rara. Ahora entiendo cuando una gran amiga una vez me dijo que soy cerrada, que no dejo transparecer lo que pienso. Y si, por más que busque excusas, esa noche estuvo claro como água para mi: por más que me duela, por más que esté sufriendo como un perro amarrado sin comida ni água, hago de cuenta que nada está pasando y por eso tengo ahora esa rara sensación de que estoy soñando! Yo misma soy mi propia terapeuta, 😆!
A veces quiero gritar pero mi razón luego me reclama: para qué hacerlo, no va a cambiar nada. Tienes cancer y es una recidiva. Tu expectativa de vida no es mucha. Por lo menos eso dijo la Oncóloga...
Yo creo que lo que me está pegando de esa vez es exactamente eso: la expectativa de vida. Diria mi marido si supiera que eso pienso, “que estoy sufriendo por anticipación.” Pero como no hacerlo si tengo a Natalina, una amiga italiana de setenta y pocos años que amaba a la vida tanto como yo que tuvo una recaída hace dos años y desde entonces no tengo más noticias de ella?
Sí, me pego a veces preguntándome sí merece la pena hacer a mi marido y familia preocuparse por mi si luego en algunos años puedo revivir eso. No he llegado a pedir a Dios que me lleve, soy muy cobarde para eso… pero a veces esos pensamientos me asaltan…
Estoy asustada. Los médicos están preocupados con que los cinco nodulitos que encontraron en el pulmón resulten del cancer de mama, o sea, que puede ser que sean metástasis. Yo siempre soy optimista para todo, siempre digo que para todo hay solución, menos a la muerte. Triste ironia esa…
He perdido el control de mi vida, no sé hacia donde voy. No sé como voy a estar mañana. No sé que más me prepara el destino. No sé de nada…
Todo lo que sé es que me van a operar. Me van a quitar el cancer de la mama derecha otra vez. Y otra vez harán Ganglios Centinela y sepa cuantos ganglios me van a sacar. Esta vez me van a reconstruir la mama con la piel de mi abdomen – el cirujano plastico me va a hacer un corte de una extremidad a otra de mi abdomen para reemplazar la piel de mi mama - y me van a dejar sin pesón y voy a parecer una Frankenstein: un corte en la barriga de fuera a fuera, otro en la axila, otro más en la tireóide donde hay un nódulo que está obstruyendo la tráquea y una mama reconstruida sin pezón. El cirujano-oncólogo me dijo “quien se importará si tiene o no pezón?”. Yo quise contestarle pero no pude, pero de mera casualidad a mi me importa!
El cirujano plastico dice que en tres meses me ponen el pezon, otro corte a parte. Pero un pezón de mis propias cicatrices… Deveras no fue así que imaginé mi seno reconstruido… Tan solo desmoroné en lágrimas cuando el cirujano plástico me enseñó la foto de un seno reconstruido sin pezón.
Además, mi desidia por no cuidarme antes me hace sentirme más culpada. De haber detectado antes no estaba aquí escribiendo a esas horas sobre el miedo de este enemigo conocido.
(Hoy, es 17 de marzo, apenas estoy revisando lo que escribí para postar... yo debería de hacer algunos cortes en el texto pero no lo haré. Así me sentía en esa ocasión. Eso hace un câncer con uno: nos deja sin rumbo. Pero para que no se preocupen los que me leen, ya superé esta fase...y estoy lista para lo que venga!)





